La procrastinación
La procrastinación no es pereza, falta de interés ni falta de disciplina. Se trata de un bloqueo interno que se produce en el punto de unión entre la intención y la acción. La persona sabe lo que debe hacer, reconoce la importancia de realizarlo, pero experimenta una resistencia interna que interrumpe el movimiento. Esa resistencia puede expresarse como postergación constante, distracción repentina, sensación de cansancio súbito, dificultad para sostener tareas o bloqueo mental sin causa aparente. No surge por incapacidad o desorganización, sino por una desconexión temporal entre la voluntad interna y la energía que impulsa la acción.
El Protocolo de Liberación de la Procrastinación y Activación de la Voluntad ha sido desarrollado para restaurar la conexión entre intención y ejecución, reactivar el impulso vital y permitir que la persona recupere su capacidad natural de avanzar. Su propósito es deshacer el estancamiento energético que obstaculiza el movimiento interno y devolver claridad, decisión y constancia. Este protocolo no obliga a la acción, sino que restituye la fuente desde donde la acción nace: la voluntad interior.
Este método no requiere diagnóstico previo, porque la procrastinación no es un fenómeno oculto ni difícil de identificar. Su presencia es visible y evidente en la propia conducta. La persona puede autoevaluarse reconociendo cuándo pospone, en qué momentos evita iniciar, qué decisiones se detienen y cuáles acciones quedan suspendidas sin razón clara. Por lo tanto, la observación del propio patrón es suficiente para aplicar el protocolo. La conducta es el diagnóstico, y la autoevaluación es el punto de partida.






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