Hechicería Psíquica

La hechicería psíquica es una forma oculta y sofisticada de manipulación energética que afecta directamente el funcionamiento de la mente, la conciencia, los pensamientos, la voluntad y la percepción espiritual del individuo. En cábala se la denomina Kishuf Sikhlí, una expresión que remite a un tipo de hechicería que opera en el nivel del intelecto y la conciencia sutil, sin dejar rastros físicos ni visibles.

A diferencia de la brujería tradicional que puede utilizar objetos rituales, velas, figuras u ofrendas, la hechicería psíquica actúa desde planos mentales, astrales y etéricos, lo que la hace más difícil de detectar y más peligrosa en términos de programación mental, suplantación espiritual y desviación del propósito del alma.

Formas de acción más comunes de la hechicería psíquica

Personas con intención manipuladora proyectan imágenes, escenarios o emociones sobre el campo mental de otros. Este tipo de ataque no requiere presencia física, solo concentración, rabia o envidia sostenida hacia la víctima.

Frases implantadas como pensamientos propios, ideas destructivas que se repiten (por ejemplo: “no valgo nada”, “nunca podré”, “estoy perdido”) que no nacen del individuo sino que han sido insertadas vibracional o telepáticamente.

Órdenes ocultas:

Comandos mentales sutiles que empujan a la persona a tomar decisiones fuera de su voluntad (aislarse, rendirse, sabotearse, desconectarse de su camino espiritual).

Uso de ondas psíquicas dirigidas desde entidades, personas o estructuras astrales para debilitar la claridad de pensamiento, crear niebla mental o inducir pasividad.

Construcciones energéticas densas (odio, celos, miedo, pánico, duda) que se proyectan como “larvas mentales” hacia la mente de la víctima, generando cansancio, paranoia, o bloqueo creativo.

En casos más avanzados, la persona comienza a actuar según una “identidad psíquica falsa”, alejada de su alma. Puede creer que está haciendo lo correcto mientras está siendo guiada por interferencias externas.