¿Por qué es importante eliminar la envidia y el mal de ojo?
En el universo energético que habitamos, cada pensamiento, emoción o intención emitida por una persona tiene un impacto real, aunque invisible, sobre el entorno. Entre estas emisiones, la envidia y el mal de ojo representan dos de las formas más sutiles, pero potentes, de interferencia energética. Aunque a menudo no son percibidas conscientemente por quien las genera, estas energías proyectadas pueden adherirse al campo áurico de otra persona, generando distorsiones en su vibración, debilitamiento en su escudo de protección natural y alteraciones emocionales, mentales o incluso físicas.
La envidia, en su raíz más profunda, es una energía de deseo frustrado, una vibración que surge cuando alguien observa lo que otro posee —ya sea belleza, éxito, amor, salud o abundancia— y, al no poder integrarlo o aceptarlo en su propia realidad, genera un impulso de juicio, rechazo o comparación. Esta energía se proyecta como una frecuencia densa que impacta directamente en el aura del otro, especialmente si esa persona tiene el campo debilitado, abierto o sin protección espiritual activa.
Por otro lado, el mal de ojo (עַיִן הָרָע – Ayin HaRa) no siempre proviene de una intención dañina consciente. Muchas veces nace de la mirada cargada de emociones como los celos, el juicio, la crítica o incluso la admiración mal gestionada. Esa mirada no solo observa, sino que penetra y deja una impronta energética que puede afectar al alma que la recibe. La tradición cabalística enseña que el mal de ojo es una de las fuerzas más antiguas que pueden interferir con el flujo armónico del alma y su conexión con la luz superior.
Ambas energías, aunque no visibles a simple vista, pueden generar síntomas muy concretos en la vida cotidiana: pérdida repentina de energía, dificultad para dormir, pesadez emocional, irritabilidad, sensación de estar “cargado”, bloqueos en los caminos de prosperidad, discusiones sin sentido, accidentes o enfermedades recurrentes sin explicación médica aparente. Estas manifestaciones son señales de que el campo sutil está siendo interferido.
Desde la perspectiva de la sanación energética y el trabajo cabalístico, es esencial eliminar estas influencias con protocolos precisos que permitan:
Detectar y desprogramar la energía proyectada en el campo
Cortar lazos energéticos invisibles con las personas o situaciones que generan esa energía
Limpiar las capas del aura afectadas
Restaurar la conexión con la luz del alma y el propósito divino
Activar mecanismos de protección consciente para prevenir futuras exposiciones
Realizar un protocolo para eliminar la envidia y el mal de ojo no es simplemente una práctica espiritual, sino una acción de profunda higiene energética. Así como el cuerpo físico necesita limpieza, descanso y cuidado, el cuerpo energético requiere atención, claridad y renovación para poder sostener una vida plena, creativa, libre y conectada con la esencia superior.
Este tipo de trabajo no solo libera al consultante de cargas invisibles, sino que también lo reconecta con su poder interior, lo fortalece frente a influencias externas y le permite vivir desde un estado de mayor amor propio, discernimiento y vibración alta.
En resumen, eliminar la envidia y el mal de ojo es un acto de amor propio, una declaración de soberanía energética, y una herramienta esencial para quienes desean vivir desde la luz, sin miedo a ser vistos, reconocidos y bendecidos.






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