¿Qué son las deudas kármicas?
Las deudas kármicas son obligaciones energéticas no resueltas que se originan a partir de acciones, decisiones, juramentos, errores, o daños causados en vidas pasadas (o en esta vida) que aún no han sido equilibrados o reparados.
Es decir: cada acción genera una consecuencia. Cuando causamos daño (intencionadamente o no) o bloqueamos nuestro crecimiento o el de otros, se genera un desequilibrio en el alma.
Ese desequilibrio queda registrado como una «deuda energética» que debe ser corregida para que el alma evolucione y pueda liberarse.
¿Cómo se manifiestan las deudas kármicas?
Las deudas kármicas se manifiestan en forma de:
Relaciones difíciles, dolorosas o repetitivas.
Bloqueos financieros o pérdidas constantes.
Enfermedades crónicas sin causa aparente.
Ciclos de sufrimiento emocional (abandono, traición, humillación).
Sensación de culpa inexplicable o de «carga pesada» sobre la vida.
Obstáculos persistentes en áreas importantes (amor, salud, prosperidad).
¿De dónde vienen las deudas kármicas?
De daños o injusticias cometidas en vidas pasadas (incluso aunque ya no los recordemos).
De promesas, juramentos o contratos espirituales que no fueron correctamente cerrados.
De traiciones, abusos de poder, violaciones de leyes universales.
De mal uso de la energía (como magia negra o manipulación).
De renuncias voluntarias a la felicidad, amor, o abundancia, creyendo que eran espiritualmente «correctas» (votos de pobreza, celibato, silencio).
¿Cómo se liberan las deudas kármicas?
A través de protocolos específicos de liberación Y
Reconociendo los patrones repetitivos y asumiendo el aprendizaje.
Perdonando y pidiendo perdón, a uno mismo y a otros.
Realizando acciones conscientes de reparación (servicio, amor, generosidad).
Invocando fuerzas superiores (como Elohim, YHVH, El Shaddai) para la transmutación del karma.
Sellando energéticamente portales y contratos inconscientes que mantienen las deudas abiertas.






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