¿Qué son estas maldiciones?
En el contexto de la sanación energética, la liberación espiritual y el trabajo con péndulo hebreo, las maldiciones no deben entenderse simplemente como frases lanzadas por personas con mala intención. Estas estructuras representan mucho más que palabras: son programaciones energéticas, sellos ocultos, contratos ancestrales o distorsiones vibracionales que se incrustan en el alma, la memoria celular o los campos sutiles del ser humano.
Una maldición es un tipo de programación oscura o negativa que opera como un mandato vibracional, cuya intención (consciente o inconsciente) es limitar, bloquear, dañar, enfermar o esclavizar a una persona, familia o linaje. Estas programaciones pueden haberse originado por múltiples vías:
Maldiciones generadas por otros:
Palabras de rabia, odio, juicio o resentimiento lanzadas con intención destructiva.
Maldiciones pronunciadas en rituales, cultos o ceremonias oscuras.
Pactos, conjuros o decretos realizados por brujos, chamanes oscuros, hechiceros, entidades o personas que trabajan con magia destructiva.
Maldiciones heredadas transgeneracionalmente:
Patrones familiares repetitivos de pobreza, enfermedad, abandono, infertilidad, abusos, divorcios, ruina o suicidio.
Pactos hechos por ancestros con entidades, religiones o cultos que sellaron el destino de sus descendientes.
Juramentos hechos por mujeres o hombres del linaje (“nunca volveré a amar”, “la riqueza es maldita”, “el hijo varón trae muerte”, etc.).
Maldiciones autoimpuestas:
Creencias limitantes arraigadas en el subconsciente (“no merezco ser feliz”, “la vida es sufrimiento”, “estoy condenado”).
Culpa profunda no sanada que activa una necesidad de castigo interno.
Pactos espirituales no conscientes donde el alma accedió a cargas o castigos en otras vidas.






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